A principios de este año llevamos a cabo un trabajo arqueológico en una casa del barrio de San Telmo, en el centro histórico de Buenos Aires, sin saber las dimensiones que luego tomaría este proyecto. Las características del trabajo arqueológico que realizamos no fue común a las de un proyecto de investigación, por ello hemos tenido que ir recaudando información de archivos y publicaciones, a la vez que proyectábamos la estrategia con la que abordaríamos el inmueble como sitio arqueológico. Así comenzamos a excavar en el mes de enero, bajo un calor a veces sofocante, varios de los espacios de la vivienda, para conocer un poco la cultura material de la vida cotidiana y ayudar a comprender el pasado de una casa que se erige en la actualidad como un proyecto de pulpería, hurgando en las raíces y la tradición argentina.
Uno de los antiguos planos con los que contamos nos permitió ubicar un aljibe que se encontraba en el primer patio de la casa. Dentro, junto con muchos metros cúbicos de tierra, nos aguardaban innumerables artefactos arqueológicos de disímiles épocas, tanto modernas como más antiguas, pero todos ellos importantes a la hora de entender qué sucedió en el lugar. Estos tesoros arqueológicos son fragmentos de platos de loza, de vidrio, de botellas de gres, de clavos y errajes, de restos de comida y muchas más cosas que nos permiten interpretar el pasado. Para ello es fundamental la metodología de trabajo del arqueólogo, lo que permite no sólo recuperar estos objetos que pasan a valorarse como patrimonio, sino también lo más importante: la información del contexto en el que aparecen estos objetos, sus relaciones y asociaciones, cuestiones todas que nos aportan la información más valiosa para luego poder explicar qué pasó allí, cómo vivían, qué comían, etc.
El nuevo proyecto de trabajo
Todas las incógnitas que se abrieron a partir de la primera intervención arqueológica, sumado al buen recibimiento de los inquilinos y su conciencia sobre la importancia del conocimiento del pasado para el presente, hemos comenzado a organizar una nueva etapa de trabajo en la antigua casa de la calle defensa.
Durante las obras constructivas en el segundo patio del inmueble, los obreros dieron con un par de estructuras subterráneas, al levantar un piso moderno. De estas estructuras se ve sólo la “boca” de acceso a un posible pozo o tal vez aljibe de ladrillos. Uno de ellos es semejante al que encontramos en el primer patio y el otro parece estar conectado con un canal. Así que ahora comenzaremos a investigar este sector del fondo del inmueble que solía estar relacionado con los espacios de servicio como la cocina y los baños, que pueden aportar un significativo monto de información acerca de los modos de vida y de consumo en el pasado de la ciudad porteña.
En caso de no recaudar el 100% de nuestro objetivo económico haremos lo siguiente:
-
Con el 10%
Haremos la conservación de las piezas arqueológicas encontradas hasta el momento (¡hay mucho!), preparándolas para su exposición.
-
Con el 25%
Podremos excavar por completo el aljibe encontrado en el primer patio de la casa, así como conservar y estudiar las piezas que hallemos.
-
Con el 50%
Investigaremos también uno de los pozos hallados en el segundo patio, para poder comparar los resultados y haremos la conservación de las piezas
-
Con el 75%
Estaremos más cerca de la meta! Realizaremos el inventario e investigación de todo lo hallado en los espacios trabajados, además de la preparación y acondicionamiento de las piezas para organizar una exposición transitoria